tan tan tan tan (con sonido de casamiento)

Todo blanco, las telas, el salón, el ARROZ!, el vestido, la liga; Dios creía que me iba a empachar de tanto blanco.

Apenas llegamos, fuimos a l hotel a bañarnos y cuando nos relajamos un poco, la organizadora nos agarro para acarrear cajas y cajas de comida. Fuimos sus “esclavos” hasta la noche, lo peor de todo fue subir unos muuchos pisos con cajas pesadas.

Ocho de la mañana me levanto y me depilo con toda la pachorra del mundo.

Cambiada y perfumada me reúno en el hall del hotel con el resto de los parientes y nos vamos derecho al civil.

Una lluvia de arroz amenazaba con ahogarme (exagerada? Claro que no) y una abuela aterrorizada se escondía atrás de su hijo recién casado de un amigo de este que “la acosaba”. Imaginación de ella, obvio.

Los íntimos nos reunimos en un salón gloriosamente calefaccionado a almorzar.

Y cuando salimos de ahí con mis hermanas y primos nos fuimos al mar ¿para que? Para cagarnos de frío! Porque si bien me encanta el mar, hacia tanto frío que el cuerpo me temblaba de una forma exagerada.

Al día siguiente fue el casamiento por iglesia.

Mi mama y la organizadora me llevaron temprano a la iglesia para poner cintas ¡blanca!

¿Porque a mi? Estuve como 2 horas en la iglesia entre un montón de ave marías, el padre que me miraba de reojo, con un mensaje “religioso” que me llego de seguramente algún chiflado que decía “y Jesús dijo: la mujer que haya pecado que se arrodille ante dios y pida clemencia y TU LAURA has pecado, arrodíllate”. No recuerdo cual de todos mis “pecados” hayan sido taaaaan terribles y con mis manos llenas de rosas blancas (dale con el blanco) para acomodar en las filas de asientos.

La ceremonia comenzó a las 9 de la noche, los novios estaban preciosos y la alegría se reflejaba en todos. Fue muy importante para todos y más aun para mis tíos.

La festichola estuvo genial, muy buena la música, muy buena la comida, muy bueno todo.

Hakuna agarro el ramo, en realidad yo creía que iba a ver una especie de lucha por el ramo, pero NO, las otras solteras me dejaron todo el fardo a mi…

Conclusión:

*Me divertí mucho.

*La liga no me la quito nunca en mi vida. Lo juro.

*Fui tratada de pecadora, por algún chiflado religioso.

*Y lo más importante… renové energías para poder seguir hasta terminar mi año, ya que venia muy cansada.